INTERIORES ILUMINADOS


 

Ocho años de trabajo, desde 2005 hasta 2013, en los que esta serie, Interiores iluminados, se mantiene en proceso activo. Con la salvedad de un paréntesis que se prolonga desde el 2009 al 2010, dos años en los cuales la obra realizada habrá que incluirla en la serie siguiente y última: Cosas y causas (2008-1015). Dicho paréntesis subraya dos periodos diferenciados en los que se ofrecen dos partes que serían como ambas caras de una moneda: una primera, que va del año 2005 al 2008 y la segunda, que retomando en el 2011, la concluyo el 2013.
La serie Interiores iluminados comienza a desarrollarse en el 2005, justamente el mismo año que concluye la anterior: Recorriendo recuerdos. A pesar de que ésta finalizaba de forma definitiva y, por lo tanto, como ya se apuntó en su análisis correspondiente, sin posibilidad de continuidad, las conexiones entre obra, serie y totalidad, son enormemente complejas. Una serie, que ahora se identifica con cierta claridad, no es vista del mismo modo en el momento en el que comienza su andadura. En los primeros estadios de la misma, no existe la certeza de si en realidad se está inmerso en una o en otra. En ese preciso momento lo único que se sabe es que se está intentando hacer algo, conseguir algo, como siempre ocurre, sin una meta previamente establecida. La serie toma carta de naturaleza como tal cuando ésta se encuentra en una fase ya avanzada de su desarrollo, y cuando se apuntan aspectos en los que uno comienza a intuir que algo nuevo podría suceder o está ya sucediendo. En ese estadio de incertidumbre, de nebulosa, se pasa por momentos en el que algunas obras tanto podrían pertenecer a una como a otra serie. Incluso en este balance que se realiza a posteriori, surgen dudas, y se percibe alguna que otra contradicción que, sin embargo, ante el conjunto de toda la obra ya completada, pierden fuerza y se difuminan, ya que el todo cobra definitivamente plenitud de sentido. Al realizar la estructuración para que todo se adecúe más a lo que implica un análisis organizado, quedan pendientes ciertas obras que resultan complicadas de ubicar.
Así por ejemplo he incluido un grupo de primeros trabajos que podrían haber quedado al margen o ser ubicados en otra serie. Pero al final se ha creído oportuno situarlos aquí porque funcionan a modo de tránsito entre ellas y porque sirven como pasos previos necesarios para que vayan perfilando y centrando cuestiones fundamentales de la propia serie.
En el primer periodo de la serie, realizo gran parte de la obra destinada a la muestra individual que bajo el título "Los frutos del humo" se instaló en la Sala Luzán de Zaragoza, durante el mes de mayo de 2008. En estas primeras obras se atiende, por un lado, a las premisas que la propia serie plantea y también a las posibilidades que el marco expositivo ofrece. Se trata de un amplio espacio diáfano, no muy alto que permite la utilización de toda la pared perimetral de la sala en base a una puesta en escena de varias piezas de tipo mural, de formato horizontal y de dimensiones considerables. Por otra parte, un conjunto de obras exentas distribuidas por el suelo de la sala permiten al visitante abordar visualmente la exposición en su totalidad. Se establece un marco de relaciones entre todo el montaje, en torno a la sugerente confrontación de "figura y fondo". Además de estas piezas, la exposición se completó con un número de obras pertenecientes a la serie anterior Caleidoscopias, ya que las dimensiones de la sala así lo permitían.

Sala Luzán, Zaragoza. 2008.

Interiores iluminados, 2012. Gres chamotado. 56 cm. de altura.


Tanto los paneles como la obra exenta manifiestan una apreciable sutileza táctil, uniformemente repetitiva, además de una apreciable contundencia formal, especialmente las piezas de pared. Éstas actúan, en relación al conjunto, como fragmentos de un todo. No se busca la focalización puntual, puesto que la totalidad es el propio detalle, ya que todos los elementos se recorren visualmente sin pausa desde una estrategia centrada en el necesario tránsito de los mismos. La articulación de unas superficies sutilmente repetitivas, envolventes, atomiza la particularidad de cada pieza e invita a pasar de una imagen a otra de manera continua, en un ejercicio casi automático de interdependencia.
Conforme la serie avanza, y quizá como respuesta a ese hermetismo que la obra impone, intento entrar en su interior realizando tímidos cortes, pequeñas rendijas, sutiles oquedades, a través de las cuales se va a traspasar la capa de arcilla que encierra un interior hasta entonces negado como consecuencia de la metodología procesual utilizada. A medida que estas aberturas se generalizan y las piezas se hacen más ligeras con la consiguiente pérdida de materialidad, las obras comienzan a mostrar ese interior intuido, invitando a indagar, a desvelar y, en última instancia, a provocar la necesaria vocación de accesibilidad.
Es en este momento, en el inicio del segundo periodo y a partir de una cierta reformulación de la serie, cuando esta adquiere su verdadera identidad, y cuando el título que le va a identificar como tal cobra toda su fuerza: Interiores iluminados.
Es cuando desde ese interior sugerido que venía practicando, se introducen dispositivos de luz que iluminan su interior, potenciando su sentido fundamental, en base a la evolución del propio discurso y a las expectativas que en ese momento se estaban creando.



(...). Esta serie, al igual que otras anteriores, se desarrolla en el tiempo a partir de una idea inicial bastante vaga en cuanto a sus características formales. A medida que va tomando consistencia y que vamos construyendo los diversos elementos que utilizamos, nos sirve de excusa o desencadenante para avanzar en la propuesta. En este caso, la utilización de la luz en el interior de las piezas, y a la que denominamos genéricamente "interiores iluminados". 48

Interiores iluminados, 2011. Gres chamotado, madera, vidrio y bombillas. 93 cm. de altura.


Mediante esta estrategia le doy la vuelta al tema y continuo desarrollando propuestas que, sin apenas alterar sus cualidades de estructura y materialidad, han hecho que la obra cobre una nueva dimensión que me ha permitido ahondar en su propia esencia desde una praxis que aporta nuevos retos.
La primera de estas propuestas la desarrollé durante un largo periodo de tiempo, ya que respondía a una invitación para intervenir en el Centre Cèramique Contemporaine de La Borne (Francia) durante el año 2011. Se trataba de un espacio de cierta complejidad en el cual se consideró la posibilidad de realizar una obra expresamente diseñada para dicho lugar. Contaba con un espacio lo suficientemente amplio, y con bastante altura (cinco o seis metros), como para plantear una propuesta que originase un diálogo de total identificación con dicho ámbito expositivo. Me propuse una activación no sólo del espacio en superficie, sino también de todo lo que suponía su sugerente cubierta y verticalidad.



En algunas obras anteriores, ha surgido la necesidad de traspasar, horadar la superficie del material con la intención de mostrar lo oculto de esos objetos totalmente herméticos, cerrados, que surgen de la propia metodología procesual de mí trabajo. Penetrando en su interior, desvelar ese gesto primordial, vital y constructivo, haciéndolos más accesibles. Quizás como una metáfora de internarnos en nuestra propia interioridad y percatarnos de que en el fondo, los sentimientos son como esos interiores iluminados, universales en su factura interna, aunque su apariencia externa sea tan diversa como nuestra propia individualidad.



En esta serie, que en principio defino como "Interiores iluminados", vuelvo a plantearme este tema, desarrollando una continuación de propuestas, que surgen a partir de la obra "Invierno, primavera, verano y otoño", expuesta por primera vez en el Centro La Borne (Francia) el pasado año y en donde la luz es parte esencial de la misma. Una manera de poner luz sobre esa contradicción, entre lo colectivo y lo individual (interior/exterior) y referirlo de algún modo, con lo que acontece a nuestro alrededor y en nuestraspropias vidas, en esencia la búsqueda que ilumine y evidencie esa contradicción. (...) 49



La obra (...) de manera simbólica representa, mediante su disposición en el espacio expositivo, una referencia a un pequeño bosque, el cual recorremos en un intento de viaje a través de los recuerdos. (...) 50

Centre Cèramique Contemporaine, La Borne (Francia) 2011.


Planteé una propuesta basada en ocho piezas de cuatro metros de altura que, dispuestas en el lugar, activasen con su sola presencia todo el ámbito expositivo. Dichas piezas, de marcado carácter vertical, me permitían llenar el espacio de manera total, tanto por la intensidad de las obras como por su tamaño. A su vez la luz, que emergía de la parte superior de cada una de las figuras, activaba de forma evocadora y sugerente la cubierta de dicho recinto, bajo la cual los visitantes discurrían entre las piezas interactuando y completando el sentido último y fundamental de la muestra.
Esta misma obra se volvió a instalar al año siguiente (2012) en la Sala Enrique Cook de Muel-Zaragoza, con motivo de la exposición que la Diputación de Zaragoza organizó, en torno a la propuesta titulada: "Ángel Garraza, Maestros de la cerámica y sus escuelas". Se trataba de mostrar una amplia exposición de mi trabajo, en diálogo con la obra de diez exalumnos de diferentes cursos y épocas. De forma simbólica representaban a los muchísimos alumnos que durante una dilatada actividad docente he tenido la grata tarea de acompañar, en su formación artística y su compromiso profesional.
A esta propuesta les siguieron otras que, desde nuevos planteamientos, me ofrecieron la posibilidad de abordar obras que planteaban cuestiones diversas, pero siempre desde el prisma de la incorporación de la luz como nexo comunicativo, y todas ellas bajo el mismo título: "Interiores iluminados".

Interiores iluminados, 2012. Gres chamotado. Dimensiones variables.

Espacio Marzana, Bilbao. 2012.


Finalmente, y como conclusión de esta serie, se me presentó la oportunidad de responder al ofrecimiento de realizar una intervención destinada al nuevo espacio demarcado por la escalera central del nuevo acceso a Biblioteca Central del Campus de Leioa, generado tras el proyecto de ampliación de la Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea, según la propuesta desarrollada por el estudio FIARK Arquitectos.
La propuesta que planteé bajo el título: "Barrualde argiztatuak" (Interiores iluminados) se enmarcaba en el desarrollo de un proyecto que trataba de encontrar vínculos y conexiones entre la Universidad Vasca de 1936 y la actual Universidad del País Vasco.
Mediante la relación que se establece entre dos elementos verticales de cinco metros de altura, de similares características, pero diferenciados en cuanto a color, tratamiento y alteración de su superficie, estas dos piezas, realizadas en gres (negro carbonación y blanco gres) describen en su discurrir vertical el tránsito de las cuatro estaciones.
A partir de la base (invierno), se inicia una forma que surge de una cruz griega y que sugiere las raíces en las cuales se ancla esta estructura vertical que, en cierta medida evoca al árbol, elevándose mediante una estructura cilíndrica que va recorriendo los diferentes estadios de las estaciones del año, como metáfora del transcurrir del tiempo necesario para que las ideas fructifiquen.
Finalmente, y mediante el horadado del material, desde su interior surge la luz para describir en la parte alta dos volúmenes contenedores que, representando simbólicamente sendos cerebros iluminados, nos remiten a dos momentos distintos, a dos tiempos históricos en los que la luz evoca la labor fundamental de la institución como faro luminoso del conocimiento.

Biblioteca Central, Universidad del País Vasco. 2013.


En todas las obras de esta serie, se van a utilizar métodos de realización vinculados al moldeo como proceso constructivo. Unas veces mediante moldes internos, a los que se añade una capa de pasta que, una vez modelada, se corta en múltiples fragmentos, los cuales después de ser cocidos, se vuelven a montar sobre un soporte que lo consolidará y permitirá su posterior instalación. Otras veces, en la mayoría de los casos, el proceso se lleva a cabo con la ayuda de moldes sacados a partir de prototipos sobre los que se adapta el material construyendo las piezas, las cuales, una vez desmoldeadas, se manipulan en las diversas fases del proceso con la finalidad de obtener las variables que cada propuesta requiera en su momento.
Los materiales utilizados en la mayoría de las obras de la serie, van a ser pastas a base de gres, mezclados con chamotas de diversas características y variadas granulometrías, dependiendo del tipo, complejidad y tamaño de cada una de las propuestas.
Así mismo, las cocciones se realizan utilizando sistemas de horneado, tanto en oxidación, para las tonalidades claras, como en carbonación, para aquellos otros tonos de naturaleza negruzca o metalizada.



Prefiero cocer a temperaturas que no supongan dificultades añadidas a las que de por sí ya tiene el propio medio. Evidentemente renuncio a ciertas calidades que las temperaturas extremas tienen y que valoro, pero en esto como en todo, has de situarte en el terreno que conviene a tu obra.
Otra cuestión es la de los posibles tratamientos de la superficie. Hace mucho tiempo que renuncié a alterar la materialidad de los objetos. El material es el que habla, el que construye el interior y el que se muestra en la superficie. No hay color añadido. Por una parte, el barro, la materia y por otra, el humo que ennegrece a ésta. 51

Interiores iluminados, 2012-2013. Gres chamotado. 93 cm. de altura. (12 piezas).



48 "Loca Amoena" (catálogo). Bizkaia Aretoa, Bilbao. pp. 6-15. 2013.
49 "Ángel Garraza. La luce, la terra e il fuoco". Laceramica (revista especializada). Milán (Italia). pp. 3, 36-41. 2012.
50 "Loca Amoena" (catálogo). Bizkaia Aretoa, Bilbao. pp. 6-15. 2013.
51 "Ángel Garraza". Terrart nº 40 (revista especializada). Barcelona. pp. 5, 20-24. 2012.